miércoles, 18 de agosto de 2010

EL MARQUES DE LA ROMANA Y LA EPOPEYA DE LA DIVISIÓN NORTE.

Una de las gestas más impresionantes, a la vez que desconocida, de los inicios de la Guerra de la Independencia, es la que protagonizaron unos millares de soldados de españoles, los cuales, de repente, se vieron muy lejos de su patria y bajo el servicio del mismo que estaba subyugando a sus gentes. Tuvieron que iniciar así una autentica odisea para poder volver a proteger sus hogares. Es la epopeya de la División Norte que comandaba el Marqués de la Romana.

El Marqués de la Romana

Pedro Caro y Sureda era el III Marqués de la Romana. Nacido en Palma de Mallorca en 1761, estudió junto a su hermano en el colegio de la Trinidad en Lyon, que por entonces era de los mejores de Europa. Dese sus inicios Pedro Caro demostró un gran interés por los libros y fue un gran estudioso. Gracias a los meritos de su padre, el rey Carlos III, le dio a él y a su hermano plaza de Guardia Marinas. Como Alférez de Fragata participó en la recuperación de la isla de Menorca de manos de los ingleses en 1781. Prosiguió su carrera en la Armada sin abandonar sus estudios perfeccionándose en los mejores colegios de Europa. En 1790 es ya Capitán de Fragata. Con motivo de la Guerra del Rosellón se pasa al ejército con el rango de Coronel, destacando en varias acciones y estando presente en las negociaciones de la Paz de Basilea de 1795. Siguió con sus ascensos y Carlos IV le nombra Capitán General de Cataluña.

Llega 1807 y el pacto de amistad con Francia, firmando principalmente por la influencia de Godoy sobre los reyes, empieza a pasarnos factura. Napoleón quiere invadir Suecia y para ello ha concentrado un ejército franco-belga en Dinamarca. España enviará 14000 hombres, la flor y nota de sus soldados, incluidos los 6000 que estaban destinados en el Reino de Etruria. Su comandante será el Marqués de la Romana. Este cuerpo recibirá el nombre de División Norte. Tras salir de España en Abril de 1807, y tras un periodo acampados en Hamburgo; en Agosto ya se encuentran en Dinamarca. El total del contingente lo manda el mariscal francés Bernadotte.
Cuadro sobre el juramneto de las tropa españolas en Dinamarca

Frente a la forma de comportarse de belgas y franceses como autenticas tropas invasoras, los soldados españoles dejaron una imagen muy positiva en el recuerdo de los daneses por su trato cortés y amistoso con la población. Con motivo del segundo centenario de estos hechos, en Dinamarca se organizaron una serie de eventos, entre ellos una exposición cuyo tema era la presencia de la División Norte. Entre otras cosas, en la exposición se hablaba de que los españoles enseñaron a los daneses a liar tabaco, aliñar ensaladas o usar ajo en las comidas.

Para quienes no conozcan la geografía danesa, aparte de la península que comprende la mayor parte de su territorio, el país se compone de multitud de pequeñas islas, siendo las tropas españolas distribuidas en varias de ellas. Cuando llegaron a los oídos del Marqués de la Romana los sucesos del 2 de Mayo y de la rebelión española, esta dispersión fue el mayor problema para poder organizar una evasión generalizada. En un principio, dada su delicada situación, el Marqués aparentó seguir siendo fiel a Francia e incluso instó a sus tropas a que juraran de forma colectiva fidelidad a Bernardotte y José I para poder ganar tiempo, pero estas se negaron a tamaña humillación. Cuando tras varias negociaciones secretas con los ingleses, el Marqués pudo empezar a embarcar a las tropas rumbo a España tras burlar la vigilancia de los franceses, una serie de contratiempos y delaciones impidió que el éxito de la empresa fuera total, quedándose en Dinamarca presa de los franceses 225 oficiales y 4950 soldados españoles. Muchos de estos fueron obligados a luchar en el ejército napoleónico en Rusia, como muy bien recogió Arturo Pérez-Reverte en su esplendida novela Bajo la sombra del Águila, dejándose la vida por una patria que estaba invadiendo la suya propia. Pocos fueron los supervivientes que después de miles de penuria pudieron regresar a sus hogares.

Ilustración sobre las tropas de la División del Norte
Por su parte, el Marqués de la Romana, una vez en España, no dejó de combatir a los invasores, hasta que falleció de un ataque de disnea a inicios del año 1811. Para comprobar su valía como militar, sirven las palabras del general inglés, el Duque de Wellington, que se mostró siempre muy crítico con la forma de actuar de los mandos españoles y que sin embargo dijo de nuestro protagonista: "El ejército español ha perdido en él su más bello ornamento, su nación el más sincero patriota y el mundo el más esforzado y celoso campeón de la causa en que estamos empeñados".



Bibliografía:

-Wikipedia.

-Artículos de ABC y El País.

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